Como
imagino que ya todos sabréis, ¡el año que viene vamos de bodorrio pinyponero!
De hecho tenemos el blog abandonaico precisamente debido a que el poco tiempo
que tenemos lo invertimos en los preparativos… y es que claro, hay que hacer
muchas cosas, pero no agobiarsus que con tiempo y ganas poquito a poco se
conquista Roma.
¿Para
una boda qué hace falta? 2 novios (más de 2 es un problema) que se quieran, un
salón donde ponerse tibio de comer y beber, un viaje de novios en el que Pin no
coma galletas de chocolate, etc etc, y si, como en nuestro caso, queréis
casaros por la Iglesia, pues también necesitáis un cura que os case y una
iglesia donde casaros.
Hasta
aquí todo bien, ¿qué pasa entonces? Pues que parece ser que yo tuve una
adolescencia rebelde, y después de la comunión mis padres me dijeron de seguir
yendo a catequesis para confirmarme, y yo les dije que ya si eso en otro
momento… ¡¡y en esas nos vemos!!
Resulta
que el cura nos dice que “la confirmación es uno de los tres sacramentos
de la Iniciación Cristiana, es decir, que no tiene uno la gracia completa
por parte de Dios hasta recibir esos tres sacramentos”. Pues ya la hemos liao,
porque yo con Dios hasta ahora ni gracia ni na, así que no me quedó más remedio
que preguntar por las iglesias de mi barrio madrileño la manera de realizar una
confirmación express.
Y claro, Dios no es tonto. Si para confirmarte cuando eres
un adolescente hormonado te tiras 3 años yendo a catequesis, si ahora de adulto
quieres comprimir esos 3 años en 3 meses… algún peaje tienes que pagar. Y se ve
que yo lo voy a pagar...
Madrid es una ciudad cosmopolita, cualquiera que la haya
visitado se habrá dado cuenta. No hay mejor pasatiempo que sentarse en un banco
de Gran Vía y ver personajes pasar. Personajes sacados de películas de Tim
Burton y Almodóvar, todos mezcladitos sin cálculos. Sabiendo eso, ¿cómo pensáis
que puede ser un grupo de catequesis de adultos? ¿gente normal? ¡Ilusos!
Hace unos días tuve mi primera “sesión” y os digo que el más corriente
del grupo era el cura… el cual tenía un Iphone y un Macbook de 2000 pavos (1
pavo = 1 euro, para los no madrileños) e iba vestido con una sudadera Quechua
sacada del rastro. Yo llegué y me senté en una
esquina donde no se me viera mucho, y empezó a llegar gente… Voy a intentar
hacer un repaso de la fauna que nos juntamos allí porque me sirve de terapia:
- Un matrimonio de 40-45 años que estaban allí para reforzar su fé. No destacaron especialmente.
- Una gótica de 25-28 años, pelo negro, ropa negra, bolso negro de calaveras y piercings hasta en las corneas, marxista reconocida (fue casi lo primero que dijo), que estaba en contra de todo lo que decía el cura (obvio) y que quedó con el buen hombre en que dejaría madurar sus ideas hasta el próximo día, en el que quería que la primera media hora debatiésemos sobre lo hablado durante esta sesión. No sé vosotros, pero yo estoy ansioso. Es importante decir que iba acompañada de su abuela, la cual se mantuvo prudente en segunda fila intentando que no nos diéramos cuenta de quién era su nieta, hasta que le sonó el móvil y su nieta se lo tuvo que apagar, momento en el que todos nos dimos cuenta de su secreto.
- El hijo secreto de Bob Marley. Rastas y pulsera jamaicana a juego con su aspecto. Al terminar, fue a abrazar al cura.
- Un muchacho de aspecto normal, 25-30 años, que dejaba de ser normal en el momento en que te dabas cuenta de que no paraba de asentir. Como un tic. Yo estaba a su lado. Una pesadilla.
- Una ecuatoriana enorme, de éstas que sólo pueden sentarse en una silla reclinada. Dijo que iba allí para reforzar su fé. Yo creo que iba a ver si le daban la cena.
- Una parejilla joven, como Pin y Pon, que se casaban y ninguno de los dos estaba confirmado. Los dos de aspecto aparentemente normal, si no fuera porque la chica estuvo todo el rato con el anorak puesto, pero no uno finito, sino el que te pondrías para ir al Himalaya.
- Una mujer canosa, 55-60 años. Durante la ronda de presentaciones le pasó al cura su información en papel porque ella se negaba a hablar debido a que estaba ronca. Daba un poco de miedo.
- Una chica dominicana, 25-30 años. Su email era lanenarabiosa@hotmail.com, o algo así. Os hacéis una idea de lo demás.
- La amiga de la chica dominicana, también dominicana. Dijo que no tenía email, yo creo que le daba vergüenza darlo.
- Audrey, francesa de 25-30 años. Fue la que le insistió al cura para que hiciera un grupo de catequesis para adultos. Yo creo que no era consciente de lo que hacía. Pagará su error yendo al infierno.
- Lourdes, mujer de 55-60 años. La típica que le gusta el cura pero sabe que es pecado. Se derretía cada vez que él le nombraba, y encima él se cebaba poniéndole siempre de ejemplo, por eso supimos que se llamaba Lourdes. ¿Qué tendrán las Lourdes?...
- Y yo… que me sentía TAN NORMAL, tan corriente…
Ante semejante muestreo de población, cuando terminamos me
fui al hostal de Pin y Pon andando, reflexionando sobre la suerte que tenía de
ser normal y rodearme de gente más o menos normal. Lo de “más o menos” está
cogido con pinzas porque ya todos sabemos que más de un lector del blog está
más p’acá que p’allá, pero no voy a dar nombres que la boda está cerca y luego
los sobres se resienten.
¡¡Seguiremos informando!!